jueves, 17 de junio de 2010

solo existe la vida

Oh divina mujer que riegas tus lágrimas en el río de las pasiones de la vida, ¿Dónde están los que deberían estarte escuchando? ¿No hay nadie dispuesto a oír tus sollozos? Mira a tu alrededor, ese oasis en el que te encuentras puede ser tu salvación y también tu cárcel. Tímidos los peces que no se acercan al riachuelo artificial que has creado con tu tristeza, ni las aves se han posado en las ramas de los árboles para cantarte una canción, para deleitarte con sus sonidos. ¿Por qué te encuentras desnuda? ¿Por qué las únicas pertenecías que llevas son esos cántaros donde depositaste tu llanto? ¿Y qué es esa estrella que te ilumina a pesar de que todo ser vivo de la tierra te ha abandonado? Ese astro debe representar un buen augurio porque la noche está llegando, el atardecer se está acabando y la oscuridad se asentará. Llevo aquí más de tres horas, embobado con tu padecer, pero tus lágrimas nunca se detienen, ¿Eres de este mundo? ¿Eres la ninfa que todos temen de este paraje? ¿Pero si eres tan hermosa y sólo te pasas desahogándote con las aguas de este río, por qué tienen miedo de ti? Un viajero pasó cerca del tronco en el que yo estaba sentado y sin verme siquiera siguió su camino; sin embargo decidí detenerle y preguntarle sobre esta duda. El viajero me contó que no todos pueden ver a la gran Señora y que sólo logran oír su llanto y piensan que luego les hará daño por interrumpir con el ruido de sus pasos su dolor. Me quedé sorprendido, ¿Por qué un hombre simple como yo, sin ningún don especial la puede ver? También le pregunté si alguien se había acercado alguna vez para conversar con la mujer pero rápidamente el peregrino me dijo que no conocía a nadie que lo haya hecho y que no existía ninguna leyenda tampoco. Antes de irse el señor me confesó que él también puede verla pero que siente que cuando se acerqué a ella su mirada lo traspasará, le pregunté: ¿A qué te refieres con traspasar? Y él dijo: “Mi maestro me explicó que las ninfas al abrir los ojos y fijarse en un mortal podían correr el riesgo de matarlo ya que dentro de sí guardan un poder tan grande que el ser humano no puedo soportarlo, cae desmayado y nunca más despierta. El señor se fue corriendo y no pude detenerlo. Quise irme del lugar pero cuando comencé a caminar me faltó el aire y no podía respirar, me dormí no se por cuánto tiempo pero al despertar la ninfa seguía ahí, una voz en mi cabeza me exigió que me acerque, pero de haber sabido lo que iba a pasar nunca lo hubiera hecho. Me acerqué lentamente y cuando ella me miró, morí. Ahora soy un espíritu del bosque y la comparto con ella su desdicha, no puedo hacer nada más que estar aquí cuidando a las criaturas que viven en mí.
El sol sale y cuando se oculta siento que mi misión ha terminado, pero sigo aquí cuando vuelve a salir y me digo a mí mismo, quiero que alguien tome mi lugar, quiero que alguien la vea a los ojos y se convierta en mí, que mi conciencia por fin duerma tranquila, ya no tener que pensar, ya no tener que vivir. La madre tierra me trajo a este lugar y ella me quitará de aquí cuando mi ciclo haya terminado, lo sé porque en la naturaleza nada se estanca, todo fluye y así se mantiene el equilibrio necesario para la vida. Nada muere, así que reencarnaré en otro ser. Por el momento me mantendré cumpliendo mis roles, me mueve por cada árbol y me convierto en la brisa del viento, soy una llama que se extingue, soy la lluvia al caer en las hojas de las plantas, soy el agua de este río maravilloso, soy cada pájaro, cada hormiga, cada pez, cada animal tiene una parte de mí, ahora entiendo que todos estamos conectados y que las acciones que hacemos resuenan en el alma de todos los seres vivos, no existen los seres muertos, solo existe la vida.

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