jueves, 17 de junio de 2010

la pequeña

La niña abrió la cajita, encontró un calcetín, una empanada y un cerrojo, se preguntó: ¿Para qué me servirá cada uno? Al ver el duende escondido detrás de la puerta se dijo a sí mismo: ¿Lleva el ser humano su cuerpo para usarlo de varias formas, quizá por placer, quizá para ganar dinero con él? ¿Acaso lo primordial no está en ser con cada célula del cuerpo? Si el vivir estuviera primero que el valer, la niña se hubiera preguntado que son cada uno y no la forma en que podría usarlos. Incluso al preguntarnos de la esencia de las cosas, no las definimos y eh ahí el hecho. Al no etiquetarlas las dejamos existir según su naturaleza que es física y a la vez abstracta.
El duende luego de divagar en sus pensamientos, se percató de lo que la niña hacía y se sorprendió realmente porque vio que estaba lanzando cada objeto contra la pared y luego de esto al mirar que no sucedía nada, cogió una tijera que estaba junto a la cajita e intentó cortar cada una de las tres cosas, obviamente el calcetín no opuso resistencia, la empanada de igual forma no emitió ninguna reacción pero de sus entrañas salió algo que parecía ser alverjas con pollo y al tratar de hacer lo mismo con el cerrojo se dio cuenta que no lograba cortar ese metal tan poderoso.
El duende pensó ¿Qué estaba buscando la niña que suceda? De un calcetín no hay nada más que descubrir que su textura hecha de algún material usado en prendas de vestir, de la empanada tendría que salir su contenido al ser cortada y el cerrojo no podría ser cortado, al menos no con una tijera. ¿Es posible que busque su esencia? Los ojos del duende se iluminaron y se respondió a sí mismo: Lo que la niña quiere es encontrar el uso que puede darle a cada cosa por eso la arrojó contra la pared para ver si podía destruir algo con ellos y al ver que solo caían al suelo los objetos, decidió dividirlos para ver si algo de su interior le dará la respuesta a su enigma. El duende se preguntó ¿Cuál sería el siguiente paso?
La niña se detuvo frente al cerrojo y recordó algo que su mamá le había dicho hace pocos días frente a una vitrina en la tienda del centro comercial: “Ver y no tocar”, pero en este caso esa ley no servía de nada, la niña rezó una plegaria a la Virgen María y se disculpó por lo que iba a hacer. Así que primero tocó la empanada, era muy seca pero suave, la olió y su aroma era delicioso, fresco y acogedor como la sopa que hacía su mamá cada fin de semana, se resistió de probarla ya que había comido hace poco un gran plato de arroz de cebada. Continuó con el calcetín, su olor era desagradable, como los calcetines de su hermano mayor y su textura era rugosa y dura, se separó de él rápidamente y revisó el cerrojo que era pequeño del tamaño de una moneda de no más de 4 centímetros, estaba frío y tenía grabado en su borde externo tres números, el 10, el 17 y el 7.
El duende se reía en su escondite de la estupidez de la niña. ¿Por qué está haciendo eso? ¿Qué busca que suceda que con esas ideas absurdas? Si su objetivo es conocer las cosas, entiendo que utilice sus sentidos para lograrlo, esta niña debe ser muy rara si nunca ha conocido una empanada, un calcetín y un cerrojo. La niña emitió un sonido de disgusto y dijo: “Mi abuelita dijo que abriera esta caja a las 8 años pero la caja solo tiene cosas inservibles, pensé que eran tesoros que debía cuidar pero parece que mi abuela era una mentirosa, por eso se fue y no ha regresado a pesar de que prometió estar conmigo siempre.” El duende, comprendió en ese momento el interés de la niña por los objetos de la caja. Al ver las lágrimas brotar de los ojos tristes de la chiquilla, se acercó a ella, esperando que no se asustara por su aspecto singular.
“Hola pequeña, mi nombre es Magteri Pico de gusano” antes de poder continuar la niña lo miró y le dijo: “Te pareces mucho al duende que vi en el cuento de hadas de mi prima, eres igual de pequeño”. El duende le contestó: “Si pero tengo algo importante que decirte”. La niña se quedo callada y le dijo: “Te escucho” Las cosas no son lo que parecen y su esencia no la encontrarás en su exterior, debes ir más allá. Sentirlas con el alma, indagar en su pasado y en lo que provocan en tu interior. Solo así descifrarás lo que tu abuela con mucho amor te dejo en su baúl más preciado, ella nunca te engañó siempre habló de ti con mucho cariño y a pesar de que nadie te haya comentado sobre la muerte es hora de que sepas que todos estamos destinados a perecer y que tu abuelita ya se unió con el alma del mundo hace mucho.

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